martes, 22 de marzo de 2011

ASILAH



unos 40 km al sur de Tánger, la pequeña ciudad de Asilah ofrece una apacible estancia dentro de sus murallas fortificadas del siglo XV. Desde lo alto de sus anchas murallas ocres, flanqueadas por dos bastiones, podrás admirar el mar, la medina y las callejuelas de casas blancas. Las fachadas de la ciudad, tierra de acogida para numerosos artistas, sirven igualmente de soporte para frescos murales. El palacio de Raissouli, construido a comienzos del siglo pasado, es hoy un centro cultural. La ciudad celebra igualmente en agosto un festival de música.

SALÉ


Separada de Rabat por un estuario, Salé conserva un monumento merinida que figura entre los más antiguos de Marruecos: la puerta Bab el Mrisa. Allí descubrirás igualmente la medina, cuyas estrechas callejuelas forman un auténtico laberinto, la madrasa el Hassan, una escuela coránica, y el Borj, un bastión del siglo XVII con bellas vistas del océano, el estuario y Rabat. Merecen igualmente una visita el zoco el Ghezel por la lana y el zoco el Merzouk por las joyas.

SAFI


Safi es uno de los primeros puertos sardineros del mundo. Allí puedes degustar el mejor pescado de toda la costa. Sobre una colina, existen talleres de ceramistas que fabrican piezas muy coloridas desde el siglo XII. En la medina, la capilla portuguesa, que data del siglo XVI, merece una visita. Si llegas a Safi desde el norte y te gustan las ostras, haz una parada en Oualidia. Son excelentes.